¡Vamos con algunos microrrelatos!
Imaginemos una mujer que al volver a casa sorprende a su marido con un palito inspeccionando su propia mierda. Imaginemos que ese hombre no regresa jamás de su ensimismamiento, y que es internado en una clínica para enfermos mentales al norte del país. Yo me pregunto: ¿Por qué ese hombre miró su mierda? ¿Qué pensó mientras la contemplaba? Quizás este pobre enfermo se cuestionó cómo era posible que de una comida tan rica venga después algo tan pestoso. Quizás fue el olor lo que le nubló la mente. Tenía las ventanas cerradas por el empeño de su mujer en que no entrara el polvo. En cualquier caso, el pobre infeliz se rayó como un disco contemplando sus desechos y su mujer no dudó en buscar la mejor clínica para él, ¡Y también la más lejana!
(Alba A. R., 5º A)
Muy buena historia Alba
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